jueves, 4 de marzo de 2010

FUTURO

Y llegó, como era de esperar, a los espacios abiertos. La tormenta que amenazaba sus días se tornó neblina exasperante pero sin amenazas.
El puente quedó atrás... y la caverna.
Su deseo deLiria se transformó en pura luz de atardecer al principio y luego se apagó, como rayo caído en descampado, sin árbol que abatir.
De repente se encontró solo ante sí: ya no recordaba los designios de la tribu y mucho menos las voces de sus dioses. Con el tiempo llegó a olvidar incluso la risa de su amada.
Estaba solo.
Atravesó el desierto que se alzaba ante él, en busca solamente del agua.
Y si de algo podemos estar seguros es de que no existen desiertos sin oasis, porque si no no existirían ellos.
Así fue como en un anochecer de luna llena conoció a la que sería más tarde, tras algunas caricias y muy pocas palabras, la mujer tras el puente, la fuente donde saciar su sed después de la caverna.
Y así fue que alcanzó, tras mucho padecer por su memoria, el olvido total, la llama inextinguible del futuro.

PARA LUCIA

Vivimos una desconexión permanente.


No somos lo que deseamos ser, sino lo que los demás esperan que seamos.



Y los demás, ese rebaño ausente de tus necesidades, sólo esperan de ti una oveja más.



Por sentirnos dentro y encontrar un lugar en él, en el rebaño, nos pasamos la vida haciendo lo que esperan que hagamos.



Si dejamos de hacerlo nos condenan a la soledad o al ostracismo, cuando no a la locura.



Para crecer, para hacerse mayor, resulta inedudible saltar la cerca y hundirse en la espesura del bosque, donde no pueda reconocerte ni la mismísima Caperucita. Y mucho menos el Lobo.



Para crecer de verdad, sintiendo que eres tú misma en la puta selva de asfalto, necesitas desoir los rumores de aquellos hijoputas que sembraron tu vida de fantasmas.



Para ser tú y ser tú misma es preciso olvidar lo que sembraron en tu mente los policías de tu educación y los amiguetes que siempre están a mano para que no saltes la cerca.



Para ser tú tan sólo necesitas escuchar el murmullo del viento y los recuerdos que él mismo, tal vez con otras voces, deja en tu caminar.



Para ser tú, oríllate a la mar y escucha cómo las olas se mecen contigo a tu paso y esperan que les cuentes tus deseos o tu última aventura.



Para ser tú, no esperes absolutamente nada del rebaño. Tan sólo vive... y sé tú misma... y no permitas que te joda ninguna ovejita perversa, ningún lobo disfrazado.






Carta de amor,de un padre, sobre la lejanía...