jueves, 4 de marzo de 2010

PARA LUCIA

Vivimos una desconexión permanente.


No somos lo que deseamos ser, sino lo que los demás esperan que seamos.



Y los demás, ese rebaño ausente de tus necesidades, sólo esperan de ti una oveja más.



Por sentirnos dentro y encontrar un lugar en él, en el rebaño, nos pasamos la vida haciendo lo que esperan que hagamos.



Si dejamos de hacerlo nos condenan a la soledad o al ostracismo, cuando no a la locura.



Para crecer, para hacerse mayor, resulta inedudible saltar la cerca y hundirse en la espesura del bosque, donde no pueda reconocerte ni la mismísima Caperucita. Y mucho menos el Lobo.



Para crecer de verdad, sintiendo que eres tú misma en la puta selva de asfalto, necesitas desoir los rumores de aquellos hijoputas que sembraron tu vida de fantasmas.



Para ser tú y ser tú misma es preciso olvidar lo que sembraron en tu mente los policías de tu educación y los amiguetes que siempre están a mano para que no saltes la cerca.



Para ser tú tan sólo necesitas escuchar el murmullo del viento y los recuerdos que él mismo, tal vez con otras voces, deja en tu caminar.



Para ser tú, oríllate a la mar y escucha cómo las olas se mecen contigo a tu paso y esperan que les cuentes tus deseos o tu última aventura.



Para ser tú, no esperes absolutamente nada del rebaño. Tan sólo vive... y sé tú misma... y no permitas que te joda ninguna ovejita perversa, ningún lobo disfrazado.






Carta de amor,de un padre, sobre la lejanía...