martes, 2 de junio de 2009

NO VAYAS A PENSAR

Pensar que todos los estadounidenses, aparte los imperialistas y los del sueño americano-pesadilla, son unos capullos, no es tener la cabeza en su sitio.

Pensar que la mayoría de los norteafricanos son bisexuales, e incluso a muchos les encanta tomar por culo, es una insensatez.


Pensar que la mayoría de los chinos prefieren la bicicleta en vez de tomar un taxi, resulta una gilipollez únicamente defendible por su excesiva exponencialidad demográfica.


Pensar que los italianos son monoparentales, antifascistas y les gustaría pagar a Hacienda alguna vez, resulta ridículo.


Pensar que los rusos van a olvidarse algún día de Siberia o que los alemanes no recordarán para siempre el olor de un cuerpo humano humeando en las chimeneas, resulta demencial.


Pensar que los argentinos alguna vez van a sentirse suramericanos y quemar las fotos de sus abuelos europeos y reivindicar a sus indígenas, resulta una malversación.


Pensar que los franceses y los ingleses olvidarán jamás las voces de auxilio de unos españoles democráticos, antinazis y repletos de buenas ideas para compartir con ellos, resulta exasperante.


Pensar que unos portugueses que serían más tarde capaces de poner en marcha la revolución de los claveles nos negaron primero la salvación de nuestras vidas a la búsqueda de un exilio apremiante, resulta desolador.


Pensar que no nos dejen desenterrar a nuestros muertos, víctimas de un golpe de estado aterrador, resulta humillante.


Deseamos justicia, pero que no nos roce los cojones.