lunes, 12 de noviembre de 2007

LA CARICIA MAS ALTA

LA CARICIA MÁS ALTA

A través de los pliegues de tu vulva,

promisora de lúbricos placeres,

he alcanzado las grutas de tu carne

y acariciado sus sedosas paredes.

Anhelantes arenas de tu vientre

que esperan implacables la marea

de altas olas y cálidas corrientes

que te lleven cual nave voladora

hasta las mismas puertas de la muerte.

He visto navegar en tu mirada

la misteriosa barca de Caronte

mientras ávidos dedos te surcaban

y atravesar fugaz el horizonte

en busca de la noche constelada

hasta alcanzar la paz tras el derroche

de incontrolables furias desatadas

por el mágico fluir de los ardores

que el deseo en tu cuerpo derramaban

y abrasaban mis manos como soles.