miércoles, 12 de marzo de 2008

damego dixit


... era casi ceniza, apenas brasa, rescoldo entumecido cuando arrojaron a su hoguera aquellos pergaminos rellenos de palabras. Pero ardieron. Y al calor de la tinta y la madera muerta fue cobrando poco a poco energía, sustancia, forma, vida, movimiento...
Se levantó, sacudió sus cenizas y el gris se tornó piel, serenidad, aliento. Recogió los papeles, casi carbonizados, y lio con ellos un monumental canuto de rosas, espinas incluidas. Y comenzó a escribir sobre nuevos pergaminos, a pesar de saber que el único destino de su obra habría de ser, irremediablemente, la hoguera, la ceniza...