jueves, 21 de mayo de 2009

UNA DE SEXO

¿Por qué nos bombardean los medios de comunicación constantemente con el reciclaje de la basura, con la separación de unas mierdecillas de otras? ¿Acaso no existen empresas privadas que facturan sus buenos beneficios separando unas mierdas de otras? ¿Alguna vez nos propusieron que si teníamos la paciencia, el arrojo y el espacio para llenar de bolsas nuestras pequeñas cocinas que sólo se llaman americanas aquí, porque en norteamérica las cocinas son tan grandes como todo nuestro hipotecado piso, nos libraríamos de pagar al ayuntamiento la recogida de basuras? ¿Por qué ese empeño en que trabajemos gratis para las empresas recolectoras de mierda, acaso piensan que somos incluso más imbéciles de lo que normalmente nos creen?...

¿Quién no recuerda aquel amigo que jamás se corrió despierto hasta que llegó una hembra a sobarle los cojones? ¿Quién no recuerda aquella estúpida que sólo imaginaba correrse cuando alguien se le corría encima y en su puta vida alcanzó un orgasmo? ¿Quién puede olvidar y no avergonzarse de ser creyente cuando te cuentan que un alto porcentaje de curas y monjas de este y otro cercano país (porque nunca hemos sido de menos para nada) ultrajaban y daban por el culo a niños y niñas en edad de hacer la primera comunión?


¿Cuantos mamoncetes y mamononas de aquellos años circulan por las noches de este país, desamarrados de un catre maloliente donde el sexo es algo prohibido y el deseo una aberración que superar? ¿Cuántos de esos castrados educan unos hijos que llegaron en una etapa de paroxismo creativo, ajenos al amor y al goce de dos pieles unidas en una misma sinfonía?


¿Cuánta hipocresía más hace falta para agrietar la presa que nos contiene y clamar por una sociedad mejor, donde la pareja y el chantaje de tu pareja no sean el vía crucis de nuestro diario caminar?


¿Cuánta basura más, cuántos contenedores de muertos y cuántas vidas arruinadas en la soledad de las alcobas o en en los patios de luces o en la puta calle para que dejemos de reciclar lo irreciclable a no ser que nos auguren un destino más limpio y sin pagar ni un puto euro?


¿Cuándo? Y sobre todo, ¿hasta cuando?...