sábado, 28 de abril de 2007

RECIPIENTES




RECIPIENTES


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En las esquinas del tiempo, la libertad es un valor de cambio, fluido que se adapta al recipiente que lo contiene. Puedes sentirte más libre en una amable celda que en un espacio abierto sometido. Sólo la selva nos conduce al preciado espejismo: la cantidad de energía primitiva que puede generar tu pensamiento. Sólo el salvaje es libre, desprovisto de condicionantes socioculturales que limiten la percepción de su propia cordura, exento de imposiciones educativas que alienen y cuadriculen su existencia.


Un imposible en el medio urbanita, donde únicamente la soledad te permite ser tú sin restricciones. Mas buscamos al otro. Y en esa búsqueda nuestra libertad cambia para adaptarse al recipiente que ha de contenerla. La rigidez del material con que construimos nuestras relaciones interpersonales decide la presión a la que sometemos el fluido de nuestra libertad. Y también define su forma. Si el recipiente es elástico puede llegar a emular un magnífico auditorio donde escuchar el sonido de otro corazón palpitando junto al nuestro en libertad.