martes, 29 de abril de 2008

damego dixit

También la inteligencia es una forma de energía. Pero la inteligencia, sin la voluntad, no sería capaz de ejecutar cambios en el medio. Y la voluntad, sin la capacidad afectiva, no conseguiría ordenar una ejecución provechosa para el hombre, para la comunidad humana. La inteligencia y la afectividad han de complementar sus energías en sutil equilibrio para que la voluntad genere vectores energéticos positivos para la Humanidad.