
Si se logra instaurar una fuente de fe donde sacien su sed placenteramente la gran mayoría de individuos de una comunidad, tanto la clase política como la financiera pueden dormir tranquilas, pues por mal que ejerzan su labor, la gente continuará bebiendo de la misma durante mucho tiempo, justo hasta que se agote, y para entonces ya les habrán abierto otra nueva si han sabido ser previsores.