miércoles, 6 de junio de 2007

DONDE ARRIBAN LOS RIOS

DONDE ARRIBAN LOS RÍOS
(Para Ella)
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Cuéntame, ¡oh, Venus!, estrella del amanecer, en qué extraño delirio palpita mi ser, como poseído de una fragancia extrema, pareciera madre de la propia Tierra...
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¿Acaso es el amor que ha llamado a mi puerta, de improviso, sin la consciencia que nos halla prudentes y oportunos para atender el deseo de la piel en nuestros labios?
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¿De dónde surge, inexplicable e inexorablemente la llamada del ciego, perdida en la arboleda, tanteando otros mundos y otras voces, a veces inhumanas, con que aplacar el sordo oído de los dioses?
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Hoy he visto a la Cierva sagrada de los bosques amamantar al Unicornio que late en la ladera de mi sueño más alto.
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Hoy he visto latir mi propio sueño, tan delgado a estas horas en que la vida apenas es el perfil de mis anhelos, de mi esperanza a la vez más espesa, matorral donde los jabalíes no osan crear para sí nuevas sendas.
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Hoy he visto, de cerca, la llama del amor...y quiero arder en Ella.
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Quemar al fin los miedos, el espanto insondable de la muerte que acecha sobre mis numerosas primaveras.
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Hoy he visto, y en ti, un espacio futuro donde volver a ser en tu vientre de arena.
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Hoy he visto, y en ti, la deseada marea que me devuelva vivo al cauce de la vida, a ese implacable mar donde arriban los ríos y su simiente espera.