martes, 28 de octubre de 2008

MEMORESCENCIAS 63 -parte II-

MEMORESCENCIAS -II-


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Mi nombre es Germán Ges. En realidad, “Memorescencias” es el título provisional de esta autobiografía, que pasará a denominarse “Los silencios del lobo” el día que sea editada por mis nietos, después de mi muerte, como único legado del que podrán sacar algún dinero si son inteligentes y consiguen llegar a un acuerdo entre ellos, pues son muy numerosos y se encuentran diseminados por el ancho mundo. Algunos ni se conocen entre sí.
Mi origen es euroruso, concretamente mediterráneo, pero mi residencia y ciudadanía principal pertenece a la Urbos, es decir, a la Unión de Repúblicas Bolivarianas de Suramérica, que como todos sabemos se extiende desde la frontera sur del estado norteamericano de México hasta la Patagonia.
Hoy es un día especial para mí. Hoy, veintiocho de octubre del año dos mil cincuenta y siete, cumplo un siglo. Sí, ya sé que antes había dicho que escribía desde mis cien años, pero sólo era aproximativo. Hoy cumplo cien años, justo a las tres y media de la tarde, que fue la hora en que mi madre me expulsó de su matriz en casa, en la cama de su propia habitación, ayudada por una matrona, algo tan impensable hoy como que las vacas den a luz en hospitales con la ayuda de un chimpancé.
Mi edad está situada en la media de la esperanza de vida actual, por lo que con un poco de suerte todavía puedo alcanzar los ciento diez o ciento veinte años. Esto no implica problema alguno para mí ni para nadie, porque hace más de veinte que la eutanasia es universal y cualquiera puede decidir el día de su muerte gratuitamente en cualquier país del mundo civilizado, sin dolor, mediante un último viaje inducido virtualmente.
Me cuesta un poco conciliar el sueño, de manera que tomo todas las noches un hipnótico de baja intensidad que me sumerge suavemente en su niebla. Esa es mi única medicación. Todos mis órganos funcionan correctamente. Practico diariamente ejercicio, nado, como, cago y follo con gusto y precisión y me siento feliz de vivir aquí, en este geriátrico de alto estanding orillado al mar Caribe, donde me divierto con mis compañeros y puedo ligar con mis compañeras. Las relaciones son totalmente abiertas y la vida en pareja una elección casual y temporal que raramente sucede. No está prohibida, pero sí mal vista, por lo que sólo persiste en casos muy concretos de anomalía psicosocial. Por lo general, el desorden monogámico desaparece tras unas pocas semanas de terapia.
Si alguien se pregunta si continúo matando le diré que sí, que no he podido renunciar a ello en diferentes etapas de mi vida, y a pesar de que ya no dispongo de licencia porque hace tiempo que abandoné mi actividad en el servicio de inteligencia venezolano, justo el día en que murió el general, sigo disfrutando más que nunca y eliminando justicieramente a todos los hijoputas e hijaputas que se cruzan en mi camino.
La literatura, y en concreto actualmente la elaboración de mis memorias, completa mi ejercicio intelectual junto con el ajedrez, y puedo asegurar que a pesar de alguna desmemoria inevitable o de alguna invención intrascendente, todo parecido con la realidad es la puta verdad. Es posible que algunas de mis revelaciones hayan sido o sean desclasificadas antes de mi muerte, pero estoy seguro de que otras permanecerían para siempre en el más absoluto secreto.
A mi edad y en mi posición privilegiada, con una identidad falsa e indescifrable, no me voy a liar con temores represivos ni medias palabras para contar sinceramente lo que ha quedado grabado por el paso del tiempo en las circunvalaciones de mi cerebro. Sobre todo considerando que será una obra póstuma.
Aquí quedará, como un testigo mudo y silencioso, para oprobio de tantos líderes y gobiernos traidores a la humanidad, para elogio de unos pocos y para remisión de una inmensa mayoría planetaria arrebañada, engañada y arrastrada al horror y la ignominia por aquellos en quienes nunca debieron confiar.
Que sirva también de expiación para mi propia vida y para aquellos errores que sin saberlo unos e inevitables otros haya podido cometer o pueda cometer en un futuro.

Germán Ges 28-10-2057