martes, 29 de enero de 2008

damego dixit


Cubrimos nuestros cuerpos con un manto de noche salpicado de estrellas. Ajenos totalmente a la realidad que aguardaba fuera de aquel escenario, vivimos allí un sueño de pasión y ternura, y así, como en un sueño, rodamos sobre la hierba anclados a la tierra, disfrutando su olor y su frescura.