martes, 1 de enero de 2008

ELEGIDOS

ELEGIDOS

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Extraña es la noche, tan negra y luminosa como extraña eres tú, tan próxima y lejana, inasequible al fin, sólo la eternidad puede alcanzarte, es ese tu poder, un cuerpo a quien amar en el más puro origen de todos los amores, antes incluso de saber quienes éramos ya amábamos un cuerpo y algo en que poder ser y seguir siendo.
Si sueño sólo fuimos, bien vale una promesa de morir en los brazos que nunca nos tuvieron, tan cerca que estuvimos y el viento no sopló las velas de los muertos, sólo pensar en ti me mueve al desvarío de huracanes, galernas que nos devuelvan limpia la espera de saciar la sed en otros labios.
Nunca el tiempo es derrota, siempre vamos de vuelta cuando lo hemos vivido, pero pensar en ti es mantenerme vivo, siempre la primavera, aquella desvelada insigne y calculada promesa cuando el otoño era mi mejor enemigo, jamás ha de llegar el crudo invierno mientras te sienta viva, fluyendo por mis venas, ni el frío ni el dolor harán gran mella en mí, la suficiente para rendir mi ocaso.
Me quieres sin palabras, me esperas en la justa medida de tu anhelo más firme, allí donde los brazos forjan los ideales de un mundo compartido, de un único fluir de la saliva y de los humedales, de la piel, tan profunda, la carne un estandarte.
Hoy creo yo el poema, hoy yo lo escribo, pero sin ti nunca llegará a ser más que palabras, conjunción acertada de letras y sonidos, sin ti no existe frase ni verso que inconcluso se vierta sin remedio en la palabra olvido.
Nos tocaron los dioses como a dos elegidos, pero Cronos no anduvo acertado y muy fino. Como ateo que soy y de cagarme en dios estoy bien aprendido, te digo que lo nuestro es único destino, sabiduría al fin de conocer a dios y conocer el mundo.