Si he llegado hasta aquí
y aún no me he roto,
si he aprendido a vivir
en soledad una muerte diaria,
si aún gozo de la vida
y esbozo alguna vez una sonrisa,
es gracias al Olvido.
...
Si a mis versos se asoma
tímidamente, a veces, la esperanza,
si todavía empuño
con firmeza mi pluma,
aun sabiendo que escribo
tan sólo viejos símbolos
que no cambiarán nada,
se lo debo al Olvido:
he olvidado los versos que he leído
y también los que nunca leeré,
incluso estos.