lunes, 7 de enero de 2008

hermann hesse dixit


Podríamos decir que todo nuestro arte es solamente un sucedáneo, un sucedáneo arduo y diez veces caro en exceso de la vida desperdiciada, del amor desperdiciado.

Pero tampoco es así. Sería supravalorar lo sensitivo, tomar lo espiritual como sustituto de urgencia cuando falta lo primero.

Lo sensitivo no vale ni una pizca más que el espíritu, y lo mismo al contrario. Que abraces a una mujer o que le hagas un verso, lo mismo da.