martes, 12 de febrero de 2008

LADRONES DE SUEÑOS


LADRONES DE SUEÑOS



Hay ladrones de sucia y desnuda mano que roban carteras miserables para pagar los plazos de un suicidio anunciado. También los hay de fino guante blanco, sonrisa seductora y mirada esquiva de desahuciador sin escrúpulos. Pero existe un modelo mucho más peligroso porque al no figurar en el catálogo resulta casi irreconocible. Son los ladrones de sueños.


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Desde cualquier despacho, trabajan en la sombra para despojar a la gente de principios, de imaginación, de emociones... de todos esos valores que a la postre nos hacen diferentes y por tanto tan difíciles de evaluar, programar, utilizar como consumidores de la “aldea global”, de la “caverna mediática”, del “mercado universal”.


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Cada uno en su parcela, la mayoría de los concejales y directores culturales, por ejemplo, contribuyen diariamente a transformar el Arte y la Cultura en un producto más de consumo. Dirigen este apartado desde las instituciones oficiales de la misma manera que cualquier galerista, editor, especulador o marchante de arte. La rentabilidad es prioritaria. Dinero e imagen son monedas de cambio para adquirir más votos. Es preciso dotar a los centros culturales de un buen escaparate. Se convierten así en expertos escaparatistas profesionales. Más vale quien más y mejor vende.


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Mientras tanto, los artistas del municipio, aquellos que una verdadera política de democratización cultural debería atender prioritariamente, son pasto del olvido. Si alguno se atreve a asomar la nariz por sus dominios, resulta saqueado y reciclado inexorablemente, para el uso doméstico. Quienes logran librarse a tiempo del asedio jamás volverán a ser los mismos. Deberán olvidar que les han robado con total impunidad varios de sus derechos cívicos fundamentales: el derecho a una parte del erario público destinado a cultura, el derecho a disponer de un espacio propiedad de la comunidad, el derecho al respeto de sus principios y de su ideología al margen de los ciclos y modas del Poder... el derecho a conservar y difundir sus propios sueños.