jueves, 19 de julio de 2007

damego dixit


Hallábanse unos perros ojeando un viejo libro desenterrado por las excavadoras en una yerma explanada suburbial, cuando uno de ellos le dijo a otro:

¡Guau! ¡Guau! ¡Guau!

En esto levantose como de la tumba el autor y sacudiéndose todavía la tierra exclamó:

¡Para quién escribí yo en un día ya olvidado de mi vida que habría de despertar a mis propias historias bajo el ladrido de unos perros!