viernes, 13 de julio de 2007

NANOPELIGROS

 La Unión Europea invertirá 3.000 millones de euros (nueve ceros) en investigación nanotecnológica. Esta tecnología nanométrica se basa en la miniaturización de dispositivos electrónicos (entre otros elementos y materiales) por debajo de una milésima de micra (nueve ceros), lo cual los haría indetectables para las unidades convencionales de rayos equis, resonancia magnética, tomografía computerizada, etc. e incluso frente al sistema inmunológico humano, mediante una sencilla mimetización orgánica que evitaría el disparo de las alarmas internas y los consiguientes problemas de rechazo.

Los nanorobots tendrían múltiples aplicaciones en diferentes industrias punteras (léase entrada adjunta de la noticia), pero la aplicación más revolucionaria se introduciría en el campo de la biomedicina molecular, ya que serían capaces de localizar y autoimplantarse en el órgano corporal destinatario (páncreas, corazón, cerebro, glándula seminal…) y evacuar en el mismo cantidades precisas de moléculas sintéticas portadoras de sustancias hiperconcentradas a intervalos de tiempo previamente ordenados y reprogramables mediante un simple mando a distancia.

Azúcar para los diabéticos, serotonina para los depresivos, estrógenos para las menopáusicas, nitroglicerina para los cardiópatas, anticancerígenos, sulfamidas, antibióticos, hormonas, esteroides, minerales y en definitiva cualquier sustancia que necesite un paciente a nivel personalizado, con dosificación y tiempos de administración preseleccionados y sin problemas de olvidos ni preocupación de que se agote el medicamento o cierren la farmacia.

Éste sería el lado positivo, claro; pero cualquiera que haya leído hasta aquí, puede intuir la evidente peligrosidad de un producto indetectable que te pueden inocular en el organismo sin tu consentimiento, mediante la simple excusa de una vacuna para la polio cuando eres un niño o de una hipodérmica contra la faringitis si ya estás más crecido. Y si tienes una salud de hierro tampoco importa mucho, porque siempre tendrán la posibilidad de integrarte en algún programa asistencial contra una supuesta drogodependencia (al vino, al tabaco, a los videojuegos, a las zapatillas rosas…) y echarte encima la jauría de abnegadoenegerosalvapersonas todoterreno con la sagrada misión de neutralizarte e inyectártelo en cualquier bar, si no han contado antes con el apoyo y el beneplácito de la familia para hacerlo en tu casa de manera más “limpia”.

Nanorobots portadores de bromuro para que no se te ponga dura si les parece que andas demasiado cachondo, esterilizaciones en masa, depresores del sistema nervioso central, inhibidores de la serotonina o del sueño (es decir, lo mismo pero al revés), en bajas dosis para crear gente seria y anodina, incapaz de rebelarse contra la injusticia o llevarle la contraria a cualquier tipo de autoridad (laboral, política, militar…) o en dosis masivas para inducirte al suicido con total impunidad. Y también, cómo no, una cámara extra con cianuro, controlada por el botón rojo del mando, previendo la aparición de alguna emergencia de solución inaplazable. Un programa fijo, eficaz para toda la vida, si a eso se le puede llamar vida, o quizá, si te portas mal, con alguna alteración mortífera mediante unos botoncitos mientras redactas el último informe condenatorio o tomas tu último baño de sol tranquilamente en la playa.

Nada nuevo bajo el sol, para las novelas y guiones de ciencia ficción; pero esta vez más cercana la historia, más real, pues se va revelando como un producto de mercado, con multimillonarias inversiones públicas y privadas que habrán de reportar beneficios en Bolsa y nuevas parcelas de poder para las corporaciones más arriesgadas y los políticos más voluntariosos, esos tecnócratas santones que venderían su alma al diablo por tener el control de un mando a distancia que paralice nuestras vidas y las ponga a sus pies, y a los pies de los mercaderes a quienes representan.
 
damego