REMORDIMIENTO
La suerte ya está echada:
un terrible cansancio
arroja un vasto saldo
de atroces abandonos,
desterramientos varios,
desolación y olvido.
Yo también fui culpable:
allí estuve también
para impedirlo.
Si bien luché por ello,
quizás no lo bastante.
Tal vez debí adherirme,
como hiedra,
a algún viejo edificio
cercano a la hecatombe,
y con él derrumbarme,
y entre sus ruinas ser
menos que polvo:
cientos,miles de muertes cada día.
Mas escuché telúricas
llamadas del instinto
apremiando mis pasos,
instándome a escapar
de la tragedia.
Así fue que salvé
mis huesos del escarnio.
Y así fue que encontré,
en una muerte sola
mil veces aplazada,
soledad y abandono,
desterramientos varios,
desolación y olvido.