
El ateísmo ha estado ligado con frecuencia al concepto de acracia porque ambos poseen idéntico significado: la liberación de cualquier poder, de cualquier dependencia, de toda esclavitud. En este caso un poder sobrenatural, totalitario, absolutista.
El ateísmo nos hace libres y verdaderamente responsables de nuestros actos y de nuestros destinos, pues ambos dejan de estar en manos de una divinidad ineluctable.