miércoles, 14 de mayo de 2008

MEMORESCENCIAS 4

Lo cierto es que la vida te obliga a tomar decisiones. Ya puedes ser el tipo más escéptico o el más cínico. De alguna manera inesperada o de algún agujero oculto siempre surge una rata a joderte la merienda o morderte en el pie.
Cuando mi hermana me dijo que estaba embarazada y que no sabía de quién, a mí no me extrañó en absoluto, lógicamente, porque en casa todos usábamos la marcha atrás, una retiradita a tiempo que a veces no eras capaz de sincronizar del todo.
Le dije, bueno, es la hora de casarse. Ni siquiera se me pasó por la cabeza lo del aborto, que de aquella había que ir a Londres y a ver de dónde salía la pasta.
Entonces me contó algunas cosas del novio ese, con el que iba para tres años y nadie lo conocía. Al parecer era un poco hippy y lo de casarse no era lo suyo. Quería llevársela a Ibiza, a una comuna, en cuanto terminara la carrera de económicas, que tampoco la iba a dejar a medias, por si acaso fallaba lo otro. Además de tener pasta, su familia, le llevaba siete años a la niña. Y claro, la tenía como hipnotizada. No se atrevía a decírselo porque con él siempre usaban condón, el tío tenía la cabeza bien amueblada, a pesar de los porros y el heavy metal, y no quería hijos hasta vivir juntos en el paraíso ibicenco.
A mí se me encendía la adrenalina, de pensar que la iba a llevar a una puta isla, a mi hermanita, a que se la follaran una pila de piojosos melenudos haciendo pulseritas para sobrevivir. Además, allí tampoco iba a saber quién era el padre cuando quedara preñada.
Le pregunté a mi hermana dónde paraba el hippy ese de los cojones y después de insistir y prometerle que sólo hablaría con él, que no pensaba tocarlo, me dio una foto y el nombre de tres bares.
Lo encontré en el segundo, con un par de colegas, y esperé una oportunidad para hablarle a solas.
Por fin se decidió a ir a mear y entonces lo seguí.
¿Sabes de quién es esta foto? ¿Quieres seguir pareciéndote?... El tío alucinó al ver su foto, pero sabía que mi tono no era amistoso. Se engalló un poco, pero cuando lo cogí por el pellejo del cuello y lo empujé contra el fondo del meadero, casi en el aire entre la taza del water y la cisterna, el tipo se meó los pantalones.
La niña está embarazada y tú eres el único novio que se le conoce, así que lo que diga la niña. Si quiere abortar te la llevas de vacaciones y luego te casas. Y si no, te casas directamente con ella, de largo y por la iglesia. ¿Te has enterado, cuñado? Y no te escaquees con lo del condón, porque siempre se rompe alguno.
Ah, y lo de Ibiza ni se te ocurra, cabrón, que mi hermana sólo folla con su marido.
Y no te enrrolles con los amigotes por la noche, hasta las tantas, que te voy a estar vigilando. Lo puse delante de mí y le metí una buena patada en el culo. Hala, a tomar por culo.
Se le habían quitado las ganas de mear, así que entró de nuevo en el bar, disimulando, y pidió otra ronda mientras yo pagaba lo mío y abandonaba el lugar con cara de hijoputa y apuntándole con el bolígrafo que llevaba en el bolso derecho de la chaqueta.
Total, un soplapollas en la familia, pero con pasta, qué se le iba a hacer.