martes, 8 de mayo de 2007

Ausencias 5


HASTA LLEGAR AL FRÍO


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Otoño largo, de campos erizados por castañales sabios vaciando su simiente, de escarcha fina rendida con sumisión al tibio sol de la mañana en la fangosa charca, de días cortos que entregan su ocaso a la noche vertiginosamente, sin presentar batalla. Hasta llegar al frío.


Otoño deshojándose sobre cabellos de rala nieve, aún por cubrir, depositando su marchita hojarasca sobre unos hombros hoy libres de equipaje, por fin libres cuando ya parecía inminente el cautiverio perpetuo de sus horas, un tiempo muerto regalado a los gendarmes del amor, a los testigos ciegos de la desolación. Hasta llegar al frío.


Fría es la libertad cuando va sola, compañera inclemente cuando no hay unos ojos donde mirarse libre. Soledad y libertad llegan de esta manera a ser la misma cosa cuando convergen ambas en una misma ausencia. Hasta llegar al frío.


Otoño terminal, largo será tu olvido: ¿cómo olvidar sin más tanto vacío? De tus ramas desnudas temerosas de invierno, cuelgan pájaros grises que perdieron el rumbo de sures migratorios. Se alimentan, voraces, de fríos plenilunios y cantan a la noche tristes canciones de cometas errantes cuyo rastro de fuego se extinguió en su viaje hasta llegar al frío.