lunes, 14 de mayo de 2007

Ausencias 6


CANCIÓN DEL FARERO


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Antes de ver su luz ya había un faro en mi geografía cerebral, a neurónadas luz de distancia, proyectando un haz tenue y lejano pero intermitentemente estable como el latido de un corazón sano.


Excesivo cansancio habitado en la sombra y un rumor de olas muertas apremiando los pasos, rogando nuevas playas donde sentirse vivos me llevaron allí: paraje sideral, azul metálico, cincel griego en la roca que al sol de mi mirada se tornó botánica sonrisa de cálido animal.


Y su luz fue mi faro y mi faro su luz, perfecta simbiosis en un mar neblinoso, almas a la deriva en busca de algún puerto donde al final anclar.


El tiempo detenido, proscritos los relojes, tan sólo un rumbo fijo, mojones en el agua y un espacio finito que la vida y los hados habrían de calcular.


Nada preconcebido, no existen los convenios escritos en el agua, siempre han de naufragar. Tampoco es el destino, no creo en los horóscopos, las estrellas son sólo otro guía en la noche para surcar la mar.


Antes de ver su luz ya había un faro en mi geografía cerebral. Su haz, ahora cercano y deslumbrante, ilumina ese puerto donde hemos de arribar.