miércoles, 30 de mayo de 2007

Ausencias 9


CRISIS...¿QUÉ CRISIS?


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El tiempo, ese adversario voraz, despiadado, nos causa cada día un parto de estupores. Víctimas del cansancio que imprimen los minutos sobre el leve expirar de una caducidad ineludible, devenimos en sombra, de cotidiana entrega camuflados, por pasillos oscuros, iluminados tan sólo y fugazmente por la luz del deseo, enemigo mortal de la costumbre.


Y es por ello que buscamos nuevas sendas, o nos salen al paso, miradas entreabiertas, e intentamos reconstruir en otros brazos arenosos castillos que el tiempo ha ido minando, embate de las aguas, de agua somos, amor, ¿no lo has notado? ¿no sientes cómo el río de mi ser, casi remanso, fluye al fin y abandona tu regazo?


Atisba mis latidos. Siente cómo mi soledad, majestuosa, se vuelca hacia tus brazos a golpes de silencio. No necesitas redes para atrapar mi alma. Despójate de trampas. Siente la levedad profunda de mi piel adentrarse en la tuya, es puerta la mirada. Aún estamos a tiempo de ver la última estrella cruzar fugaz el cielo. Antes que el Firmamento se desplome arrastrado por el peso de la desesperanza. Antes que la noche invada la mañana. Decrépito estandarte de tu amor no me quiero, doblando las esquinas, entre la multitud por calles solitarias, increpando a las horas que muertas me acompañan. Aún estamos a tiempo, mientras viva el deseo, mientras dure la llama que incendia mis entrañas e ilumina este túnel de espera soterrada, oscuro túnel anegado de dudas. En una boca la silueta que el tiempo desdibuja de un luminoso amor ceñido como hiedra sin raíz a mi cintura. En la otra la luz de un nuevo sol...


¿Quién llegará primero? ¿desde qué boca amada me llegará la luz para reír de nuevo, para alcanzar la calma? Si hoy me prestas tu luz te entregaré mis ojos para que puedas ver con ilusión el alba. Destierra ya tus miedos y vuela hasta mi almohada, donde el espacio es sueño y el tiempo echa su ancla.