miércoles, 1 de agosto de 2007

damego dixit


Era una noche hermosa. No, no había luna llena. No, no era noche de fiesta. No, ni siquiera presentía llegar a conocerte.

Una luz interior, como de quien escribe saliendo de las sombras, o como de quien pinta largos trazos de blanco sobre la negra noche, iluminó un recuerdo.

Y me quedé allí, perdido, cegado por la luz de tu belleza en medio de la noche...