
Puede que ese interior del que brotan intuiciones, inventos, ideales, sabiduría al fin, no sea más que la expresión de la propia materia girando incontenible en nuestro ser. Y nosotros meros intermediarios, enlaces frente al caos.
Puede que realmente los poemas, las sinfonías, las pinceladas maestras sean ecos y alientos de otras voces, de otros cuerpos que aún se hallan en el viento. Y nos lo soplen.